Argentina y el Movimiento Fabricas Recuperadas
Argentina y el Movimiento Fabricas Recuperadas
Mariluz Muñoz
El movimiento de las Fabricas recuperadas surge de un
proceso de resistencia social, ante el miedo y la incertidumbre de quedar
cesantes los trabajadores, su forma de organización nace de la resistencia civil
y no de una formación estratégica o consensuada pero que logra identificarse
con trabajadores de otras unidades de producción y fabricas que se sientes
identificados ante la problemática, lo cual permite que estos se unan a la causa
a través de una red de redes, cuyo
objetivo primordial era hacer frente a
la problemática económica y social que la crisis económica por la cual el país estaba
pasando la relación de las fuerzas del poder se centraron especialmente en los
trabajadores organizados, dado que el Estado no estaba en condiciones de asumir
el control de las fabricas ni ofrecer alternativas de solución a la quiebra de
las empresas. Los trabajadores lograr legitimación y reconocimiento del estado
para su actuación en el campo económico y social.
Esta red de redes se apoyó adicionalmente en el rede estudiantil, que también luchaba en contra de la hegemonía y para hacer oirá de las voces populares que reclamaban su espacio dentro de la sociedad capitalista.
Mariluz Muñoz
Movimiento Nacional de Fabricas Recuperadas por los
Trabajadores, Argentina
Este movimiento social tuvo sus orígenes en el año 2000, la cual surgió
a partir de la crisis económica del país, lo que llevo a la quiebra un centenar
de empresas principalmente de la industria manufacturera y metalúrgica, dejando
miles de desempleados, quienes auspiciados por
que auspiciados por Dr. Luis Caro, “presidente del Movimiento, Abogado y
militante social, decidió estudiar leyes para ayudar a los obreros al enterarse
de vecinos y familiares que se quedaban sin trabajo”(Altamirano 2012), logrando
que los trabajadores se quedarán en la fábrica Gip-Metal S.R.L, de forma
pacífica, siguieron trabajando y lograron presionar la continuidad del trabajo,
para lo cual conformaron una cooperativa llamada Trabajo, unión y fuerza
limitada, con la cual lograron ese mismo año presionar para la aprobación de la
ley de expropiación que permitiría, la expropiación de las fábricas, quebradas
o abandonadas por sus dueños, para pasar a manos de los trabajadores encargados
de recuperar la producción y la fábrica como tal, en donde los trabajar ores
han renunciado a su liquidación prestacional para reinvertir en la misma
compañía a través de cooperativas creadas para tal fin, que tiene una
representación rotativa dependiendo de la confianza suscitada entre sus
miembros.
La cooperativo logró integrar un sinnúmero de sindicatos de compañías en
problemas y al borde la quiebra, para sacar a delante la empresa, con el vobo bueno
del gobierno que, a partir de la ley, logra que el bien colectivo se imponga
sobre el bien individual de los dueños de las compañías, que no tenían una
opción diferente que el despido de los trabajadores y el cierre de la fábrica.
“IMPA es la primera fábrica recuperada, y desde 1998 mantenida en
funcionamiento por sus trabajadores, agrupados en cooperativa de trabajo, en
continua producción. Los mismos fueron quienes impulsaron el concepto de Lucha,
Trabajo y Cultura, modelo IMPA único en el mundo, donde funciona un Centro
Cultural, un Bachillerato Popular, la Universidad de los Trabajadores entre
otros proyectos.
IMPA es de los trabajadores, IMPA es el milagro de la supervivencia,
IMPA enamora” (Rofinell, 2013).
El movimiento obrero se inicia en las
calles, debido al deterioro del trabajo obrero impactado por la globalización y
la crisis económica del país, lo que llevo a una depreciación de la moneda y
por supuesto a los capitalistas a deteriorar los salarios de trabajadores para
aumentar sus ganancias en el mundo capitalista, pero esta decisión no logro
salvar a las industrias del a debacle económico. La inspiración de los trabajadores
se traslada al movimiento de las calles y de la socialización cara a cara de
las condiciones por la que estaban pasando la mayoría de las fábricas, sin intervención
estatal que tampoco estaba en condiciones de salvar a la industria. Esta lucha
se basó prácticamente en una estrategia de supervivencia como indica Rofinell,
2013 “no se trató de una estrategia, ni de un proyecto político, las estrategias
y practicas se derivaron de un contexto político, económico, social y cultural
que sirvió de marco habilitante para el despliegue de experiencias alternativas”
(Rofinelli, 2013), el cual fue adquiriendo identidad propia dentro de la lucha
de los trabajadores a través de los sindicatos de las empresas. Golpeados por las
políticas neoliberales de apertura y desindustrialización de los países
emergentes, en el caso de Argentina, de una iliquidez y deterioro de la economía,
que llevo al gobierno a la toma de decisiones, que azotaron a los trabajadores
y la gente del común, lo cual desato una revuelta popular y desobediencia. La revuelta
toco especialmente las fabricas monopolizadas que se impregnaron de la lucha
popular que llego a los estudiantes, que fueron apoyando la lucha gracias a la difusión
de los medios de comunicación del entonces, radio y prensa escrita. En este
sentido la sociedad civil se ve representada en el grupo de trabajadores que
toman la vocería de la lucha anticapitalista y monopólica, para poner voz a sus
necesidades de trabajadores y determinar una lucha en la que quieren demostrar
que a través de la conformación de núcleos de trabajadores, también es posible
sacar adelante la producción industrial de estas fábricas en conceso con todos
los trabajadores, donde cada uno de forma colaborativa aportaba su trabajo en
cooperativas sin la necesidad de intervención estatal, para seguir con la producción
en la fábrica, pese a las condiciones económicas desfavorables, la experiencia
del trabajo colectivo a través de los sindicatos, permitieron que emergiera un
pensamiento colectivo capaz de lograr una transformación social al servicio de
la misma sociedad. Este trabajo colectivo logro equiparar cargar, generar jornadas
de trabajos donde los mismo trabajadores establecieron turnos,
responsabilidades, se fijaron los salarios, las promociones internas, la forma
de producción y la cadena de comercialización que aun siendo muy austera logro
el mantenimiento de las fabricas a pesar de las condiciones generales del
mercado y la economía Por supuesto con volúmenes de producto no tan altos y con
precios menos competitivos, pero que
finalmente se logra mantener para establecer a su vez la subsistencia de los
trabajadores. El movimiento social generó cambio desde la abajo para que la lucha
social produjera estas trasformaciones desde abajo “las condiciones de
desempleo masivo y cierre de empresas se combinó con un clima de época que
reivindicaba los ideales de la horizontalidad y la democracia directa impregnando
al conjunto de prácticas sociales” (Rofinell, 2013).
Esta red de redes se apoyó adicionalmente en el rede estudiantil, que también luchaba en contra de la hegemonía y para hacer oirá de las voces populares que reclamaban su espacio dentro de la sociedad capitalista.
social.
No es un análisis sin contradicciones, las que son consideradas en el texto de
una manera equilibrada para poder avanzar en conclusiones más allá del caso
IMPA.
La red de fábricas recuperadas aún existe
en Argentina con alrededor de 120n fabricas recuperadas en diferentes sectores
de la economía, que albergan unos 12 mil trabajadores, las cuales son auto
sostenibles, y son apoyadas por sindicatos de otras empresas, sin subvención
por parte del Estado, apoyados en la red de solidaridad a través de los
sindicatos de las mismas empresas.
Referencias Bibliográficas
-Rofinelli, Gabriela Fábricas recuperadas
en Argentina. un balance necesario: el caso IMPA / Gabriela Rofi nelli; Sergio
Papi; Vanesa Ciolli; compilado por Julio César Gambina; Beatriz Rajland; Daniel
Campione. - 1a ed. - Buenos Aires: Fundación Investigaciones Sociales y
Políticas - FISyP, 2014.
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